HELLEN KELLER "Una Mujer Admirable"
La Familia de Helen:
Helen Adams Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia un
pequeño pueblo en Alabama, noroeste de los Estados Unidos. Era la hija
del capitán Arturo Henley Keller y Kate Adams Keller, ella nació con
los sentidos de la vista y oídos normales.
Arturo H Keller era alto, rubio, con los ojos azules. Ella
era unos veinte años más joven que el capitán Keller, un marido
excepcional que había servido orgulloso al ejército creado durante la
guerra civil americana.
La casa en la que vivían era sencilla, hecha en tablilla,
pintada de blanco, construida en 1820, por los abuelos de Helen. En el
momento del nacimiento de Helen, la familia se encontraba alejada del
capitán Keller, él se ganaba la vida como dueño de una plantación del
algodón y era redactor de un periódico local, el "Alabamian del
norte". La madre de Helen, trabajaba en la plantación y ahorraba el
dinero haciendo su propia mantequilla, manteca de cerdo, tocino y
jamón.
Su enfermedad
La vida de Helen cambió dramáticamente. En febrero de 1882, cuando
Helen tenía diecinueve meses, adquirió su enfermedad. Aunque en la
actualidad la naturaleza de su enfermedad sigue siendo un misterio, en
esa época los doctores la llamaron "fiebre del cerebro", mientras que
ahora se piensa que pudo haber sido una escarlatina, encefalitis o
meningitis.
En ese momento y por la gravedad de la enfermedad se esperaba que
Helen muriera, pero cuando finalizó la etapa de fiebre, la familia
pensó que todo estaba bien otra vez y que Helen había vuelto a ser la
de antes, sin embargo, la madre de Helen pronto notó cómo su hija no
podía responder cuando sonaba la campana de la cena y cómo no podía
ver cuando ella pasaba su mano delante de los ojos de su hija. Llegó a
ser así evidente que la enfermedad de Helen le había dejado
sordociega.
Su enfermedad trajo consigo problemas de comportamiento,
"pataletas", por ejemplo lanzaba platos y encerraba a su madre en un
armario, por lo que sus parientes la veían como un monstruo y pensaron
que debía institucionalizarse.
En el momento en que Helen cumplió 6 años su familia estaba
desesperada. Ocuparse de Helen costaba demasiado para ellos. Kate
Keller había leído el libro "notas americanas" de Charles Dickens en
donde el hablaba del trabajo fantástico que se había hecho con otro
niña sordociega, llamada Laura Bridgman, entonces viajaron donde un
médico especialista en Baltimore para que los aconsejara.
Allí se confirmó que Helen nunca vería u oiría otra vez, pero este
doctor creyó que Helen podría ser educada y aconsejó visitar a un
experto en educación de sordos. Este experto era Alexander Graham
Bell, el inventor del teléfono, Bell ahora se concentraba en lo que él
consideraba su vocación verdadera, la enseñanza de niños sordos.
Alexander Graham Bell sugirió que los Kéller debían escribir a
Michael Anagnos, director de la hoy escuela Perkins para ciegos en
Massachussets, y solicitar un profesor para Helen. Michael Anagnos, le
dio mucha importancia al caso de Helen y recomendó inmediatamente una
antigua alumna de la institución, esa mujer era Anne Sullivan.